jueves, 10 de septiembre de 2015

¿Cuántos talentos hemos matado en la escuela?


"Ella decía que algunos de los niños no estaban hechos para estudiar, pero en cambio poseían un talento innato para la música y era una pena desaprovecharlo." Haruki Murakami: Los años de peregrinación del chico sin color. Tusquets Editores.

Aunque nos cueste reconocerlo, el mundo está lleno de abogados mediocres que podrían haber sido músicos excepcionales, de médicos desmotivados que hubieran sido poetas excelsos, de maestros sin vocación que hubieran llegado a ser pintores eminentes...

Esto es así porque una de las características de la escuela tradicional ha sido (y es) "probar que somos eficientes: aprende, recuerda, demuestra" (Richard Gerver), uniformizando a todos, ofreciendo como imagen del éxito educativo el éxito laboral y el reconocimiento social. Una escuela donde la creatividad, lo diferente, se sanciona, se castiga, se corrige.

La escuela solo se ha ocupado (y se ocupa, salvo contadas excepciones) de la inteligencia lingüística y de la matemática e ignora por completa otro tipo de talentos. Es por ello que dicen que la escuela mata la creatividad... pero no es la escuela, es la sociedad y su falta de valores.

Además, la escuela no se ocupa en absoluto de los intereses de los alumnos, se centra exclusivamente en cumplir con un currículo obsoleto y carente de sentido. "Cuando la materia que se enseña no tiene nada que ver con los objetivos reales de los estudiantes, se olvidará por completo" (Roger Schank).

La escuela puede (y debe) fomentar la creatividad, potenciando los distintos talentos de nuestros alumnos. La escuela debe abrir mentes, debe fomentar el espíritu crítico, debe ser un mundo de posibilidades, debe ser multicolor y dejar de ser en blanco y negro.

"¿Cuántos talentos he matado en la escuela?" Debería ser una pregunta que nos planteáramos todos los educadores y ser consecuentes con la respuesta. Ojalá todos pudiéramos contestar: ¡ninguno!

miércoles, 9 de mayo de 2012

Asesoría de 7o y 8o semestre

El profesor actual, debe ser un conocedor de su materia, pero además con el creciente mundo de la información, ha de aprender a ser un experto gestor sobre la misma, un buen administrador de los medios a su alcance, y desde esta orientación, dinamizar el aprendizaje de sus alumnos, a través de una ayuda eficaz para la gestión de la información que aceleradamente se genera en la sociedad de la información y la comunicación con las Nuevas Tecnologías.

Ante estos avances, se vislumbra un cambio importante en el papel del docente, que pasará de ser expositor a guía del conocimiento y en última instancia, se desempeñará como administrador de medios, con lo cual constituirá un aporte muy significativo al cambio o innovación de la educación física, al generar nuevas posibilidades de expresión y participación.

Este espacio virtual nos servirá, para que te expreses abiertamente, donde puedas dar tu opinión  sobre cualquier tema que te preocupe y compartirla con el resto de tus compañeros y mantenerte informado de diferentes temas que te proporcionen un conocimiento superior.

Reflexiones sobre la Educación 

El equipaje educativo

Ahora que es periodo vacacional, he estado reflexionando sobre las semejanzas entre educar y viajar, pues la educación es un largo viaje sin fin. El tiempo de aprendizaje ha dejado de ser corto para durar toda una vida, lo que nos obliga a estar en permanente movimiento de un lugar a otro, adaptándonos en todo momento a lo que necesitamos como personas y como miembros de la sociedad.

Los viajes y los procesos educativos nunca son iguales para las personas. Lo que para uno es un viaje idílico, para otro puede ser una tortura insufrible. Por eso, es absolutamente necesario personalizar la educación y no aplicar fórmulas unificadoras como elemento único de evaluación de los procesos de enseñanza/aprendizaje (me refiero a las pruebas estandarizadas que tan de moda están en los últimos tiempos). 

Para realizar un viaje es indispensable planificarlo con antelación. Lo primero que debes decidir es el lugar que quieres visitar y, en función del lugar escogido, hacer una lista de lo que debes llevar como equipaje en tus maletas. Debes conocer el clima del lugar, las costumbres más destacadas, la documentación que necesitas para viajar, el medio de transporte más adecuado para llegar hasta allí...

Lo mismo sucede con la educación. En función del lugar al que se quiere llegar, o sea, en función de los objetivos que se pretenden alcanzar con los alumnos, deberemos poner unas cosas u otras en el equipaje. Deberemos analizar qué necesitaremos, qué instrumentos o herramientas serán más efectivas, qué recursos didácticos son los adecuados, etc. Una maleta educativa bien hecha es pues fundamental para educar. Las maletas, como los proyectos educativos, no se pueden improvisar.

También debemos decidir el tipo de viaje que queremos realizar: uno que nos permita ver muchas cosas en muy poco tiempo o, al revés, uno que nos permita conocer en profundidad. Imaginemos que nuestro viaje transcurre por tierra, que lo realizaremos en un automóvil. Para transitar en vehículo por carretera, debemos adaptar nuestra conducción al tipo de vía por el que circulamos y respetar las normas de tráfico. Circular a toda velocidad en una carretera mal asfaltada, estrecha y con curvas puede llevarnos a tener un accidente fatal.

En educación sucede lo mismo. Debemos enseñar y aprender a la velocidad adecuada para cada ocasión, sin olvidar nunca que cada uno tiene su propio ritmo de aprendizaje. Algunos alumnos aprenden con la facilidad con la que se conduce en una autopista y otros, en cambio, aprenden como si circularan en carreteras secundarias.

¿Cómo acabas este post con tu reflexión...?